Ya en su tiempo lo decía
Paracelso, la dosis hace al veneno. En cantidades excesivas, las
sustancias que en condiciones normales son inocuas, como el oxígeno
y el agua, provocan intoxicación. Por el contrario, las sustancias
que suelen considerarse tóxicas, como el arsénico y el cianuro, se
pueden consumir a dosis reducidas sin experimentar efectos nocivos.
Si bien la mayor parte de las sustancias tóxicas ejerce efectos
predecibles vinculados con la dosis, la respuesta a determinada dosis
varía en forma individual a causa de los polimorfismos genéticos,
inducciones o inhibiciones enzimáticas en presencia de otros
xenobióticos o tolerancia adquirida.
“Todas las sustancias son venenos, no existe ninguna que no lo sea. La dosis diferencia un veneno de un remedio”. Paracelso
La intoxicación puede ser local (p. ej., piel,
ojos o pulmones) o generalizada, según sean las propiedades físicas
y químicas de la sustancia tóxica, su mecanismo de acción y la vía
del contacto. La gravedad de la intoxicación y la posibilidad de
revertirla también dependen de la reserva funcional de cada órgano
o persona, que a su vez depende de la edad y la presencia de
enfermedades preexistentes.
¿Qué es un tóxico?
Se define como tóxico a cualquier sustancia
química que al entrar en contacto con el organismo sea capaz de
producir la muerte heridas u otros efectos perjudiciales. Dicho esto:
¿Son todas las sustancias tóxicas?
La toxicidad de una sustancia viene influida por
su estructura y determinada por la dosis. Sin embargo son los daños
al organismo lo que define una intoxicación. Una sustancia que no es
reconocida como tóxica (p.e oxígeno) pudiera serlo si se administra
en dosis muy superiores; por otra parte, una sustancia tóxica (p.e
toxina botulínica) dejaría de serlo si la dosis es muy
insignificante como las que se utilizan en la elaboración del Botox.
Por lo tanto Todas las sustancias pueden ser tóxicas en una dosis
determinada e inocua en otras.
La toxina botulínica ocupa el lugar más alto en el ranking de toxicidad (unos 0,00000007 g inyectados en vena podrían matar a un adulto), pero no obstante también se emplean con finalidades terapéuticas y hasta cosméticas.
Los efectos del tóxico en el organismo son expresados mediante los signos y síntomas que presenta el paciente; siendo la intoxicación el cuadro clínico resultante. Cuando aparecen síntomas y signos clínicos tras la exposición reciente a una sustancia y a dosis potencialmente tóxica nos estamos refiriendo a una intoxicación aguda. Esto ha permitido clasificar las intoxicaciones atendiendo a la evolución y según la rapidez con que se establece el proceso tóxico.
Vías de entrada al organismo
Para que exista una intoxicación, la sustancia
debe ser absorbida y distribuida por el organismo. Para que ésta
tenga lugar habrá de pasar por varias fases, así, como cualquier
otra sustancia química medicamentosa, deberá absorberse,
distribuirse, fijarse y eliminarse. Los tóxicos pueden entrar al
organismo a través de diferentes vías, vulnerando las barreras
naturales.
Las principales vías de absorción del tóxico
pueden ser:
Vía digestiva
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Por ingestión, a través del tracto
gastrointestinal es la principal vía de absorción. Mayor
frecuencia en intoxicaciones accidentales y con intentos
suicidas.
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Vía respiratoria
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Por inhalación, constituye la principal vía
de absorción en las intoxicaciones por gases.
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Vía tópica
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A través de la piel. Esta vía, junto con la
inhalatoria, son las que con más frecuencia se implican en
intoxicaciones industriales.
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Vía parenteral
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Es la más peligrosa, dada su rapidez de
acción.
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Vía ocular
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No son frecuentes. Constituyen un porcentaje
menor de intoxicaciones que el resto de las vías de absorción.
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Vía rectal
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Es muy infrecuente y generalmente se debe a
errores de medicación, intra y extrahospitalaria. En ocasiones,
en el tráfico de drogas.
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Vía vaginal
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Es más infrecuente aún que la rectal y
también puede darse en el tráfico de drogas.
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En los casos de muertes por intoxicaciones, las
vías de exposición predominantes son: ingestión, inhalación y la
vía parenteral.